La Biblia y los hechos de la ciencia pura no se contradicen. La contradicción surge entre el estudio superficial e inadecuado de la Biblia por parte de los creacionistas de la tierra joven y las teorías no comprobadas de los evolucionistas. Los fósiles no contradicen la Biblia; de hecho, la apoyan. Los registros históricos de la cultura humana se remontan a no más de seis mil años, lo cual concuerda con lo que dice la Biblia. Si uno reconociera todas las teorías como meras teorías y comparara los hechos científicos con un estudio más profundo de la Biblia, podría ver que Dios creó todas las cosas y que las criaturas vivientes de la tierra hoy no evolucionaron de las criaturas que estaban aquí hace millones de años.